Generalidades de la vacunación en adultos con cáncer

Las vacunas son un invento revolucionario en la medicina. A pesar de las corrientes ideológicas que han intentado desprestigiar su uso la evidencia científica ha confirmado el efecto protector que tienen contra enfermedades infecciosas. Una vacuna es un virus o bacteria atenuado o no vivo, un componente de estos (azúcares complejos, proteínas o material genético) o una toxina modificada que al introducirse en el cuerpo es reconocida por el sistema de defensa (sistema inmunológico) y genera una respuesta protectora y duradera contra ese virus o bacteria para los cuales fue producida dicha vacuna.

Se considera que las infecciones son la segunda causa de muerte más común no relacionada con el cáncer dentro del primer año posterior a realizarse un diagnóstico oncológico, gran parte de estas muertes son atribuidas a infecciones respiratorias tales como influenza y neumonía, enfermedades que pueden ser prevenidas por la vacunación.

Las personas con cáncer tienen un riesgo incrementado de infecciones derivado de características que van más allá del diagnóstico del cáncer y que los pueden hacer más vulnerables: inflamación crónica, reducción en la función de las células que defienden al cuerpo, tratamientos inmunodepresores, etc. Por todo lo anterior, es importante estar al día en las vacunas.

Podemos dividir a las vacunas en dos tipos principales:

  • Vacunas no vivas. Son vacunas seguras para las personas con cáncer ya que usan virus inactivados o partes que componen a los virus, toxoides, o material genético que permiten desarrollar inmunidad contra los virus o bacterias.
  • Vacunas de elementos vivos o atenuados. Continenen virus o bacterias atenuados con cierto potencial replicativo, por lo tanto, no se recomienda su aplicación en personas con cáncer.

Algunos esquemas de vacunación y revacunación para pacientes con cáncer puede estar afectados por el estatus inmunológico y la terapia oncológica recibida, sin embargo, no se debe de retrasar un tratamiento oncológico para terminar un esquema de vacunación. El objetivo de la vacunación no sólo es evitar el desarrollo de una enfermedad, sino también limitar la severidad de la infección en caso de que se presente

Las personas con cáncer tienen un riesgo incrementado de infecciones derivado de características que van más allá del diagnóstico del cáncer

Idealmente se recomienda que si se tiene planeado iniciar un tratamiento oncológico, de ser posible, se deberán aplicar las vacunas que estén recomendadas por lo menos 2 semanas antes de iniciar el tratamiento oncológico. Las vacunas no vivas, como lo comentamos anteriormente, son seguras y se pueden aplicar durante o después de tratamientos tales como quimioterapia, inmunoterapia, terapia hormonal, radiación o incluso cirugía. Se recomienda que los familiares con los que se conviva o cohabite también reciban el esquema de vacunación para incrementar la protección.

  • Es importante que se conozca cuáles son las vacunas recomendadas según la estación del año, las características de las personas y antecedentes médicos. Por tal motivo, será importante de la orientación médica para tener vigente un adecuado esquema de vacunación.

Bibliografía

  • NCCN Guidelines V.1. 2025. Prevention and treatment of cancer-related infections.
  • NCCN Guidelines V.2. 2025. Survivorship: Immunizations and Infections.
  • Vaccination of Adults With Cancer: ASCO Guideline. J Clin Oncol 42:1699-1721
  • «Recomendaciones de vacunación en los pacientes con cáncer y neoplasias hematológicas», Vilar-Compte Diana, et al. Permanyer, 2025.

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